Algunos padres les dan una palmada a sus hijos cuando no se portan bien. En algunos países, golpearlos es aceptado, especialmente si la madre o el padre quieren disciplinar a su hijo cuando está inquieto, desobedece o hace travesuras.
Expertos en padres e hijos alrededor del mundo, opinan que ese método no tendría nada de inapropiado, ni causaría estragos en las vidas adultas de los niños. Sin embargo, un nuevo estudio sobre este tipo de prácticas, que acarreó cinco décadas de investigación, indica cómo un golpe en las nalgas o las extremidades, revela que mientras más son agredidos, es más probable que desafíen a sus padres.
Los investigadores dicen que estos niños también experimentan problemas de salud mental, dificultades cognitivas, incremento de un comportamiento antisocial y agresividad. El estudio fue publicado en la Journal of Family psychology (revista de psicología familiar).
Los expertos aseguran que hasta ahora, su estudio provee un análisis completo sobre las consecuencias asociadas con los golpes. Estudios anteriores han incluido otras formas de castigo físico en sus análisis, pero esta investigación es más específica acerca de los efectos de las reprimendas.
Elizabeth Gershoff, profesora de Evolución Humana y Ciencias de la Familia en la Universidad de Texas en Austin, y su coautor, Andrew Grogan-Kaylor, profesor de la Universidad de Michigan, revisaron los resultados de 50 años de investigación que involucran a más de 160 mil niños.
"Nuestro análisis se centra en lo que la mayoría de los estadounidenses reconocerían como palmadas y no en posibles comportamientos abusivos", dijo Gershoff.
"Descubrimos que pegar estaba asociado con resultados perjudiciales no deseados, y no se relaciona con resultados que los padres esperan cuando disciplinan a sus hijos", agregó Grogan-Kaylor.
Los expertos también tantearon los efectos a largo plazo en lo adultos que fueron golpeados cuando eran niños. Según ellos, los menores que fueron frecuentemente agredidos, estaban más predispuestos a comportamientos antisociales y problemas mentales. Estos adultos son más propensos a castigar a sus hijos de la misma manera.
De acuerdo al informe de la UNICEF de 2014, aproximadamente el 80% de los padres en el mundo castigan físicamente a sus hijos. Gershoff ha notado que los padres han estado haciendo esto con sus hijos, pese a que no hay evidencia clara de efectos positivos de esta práctica, ni pruebas suficientes de que puede ser perjudicial para el comportamiento y desarrollo del niño.
Los investigadores también comparan el maltrato físico con el psicológico.
"Nosotros como sociedad pensamos que el abuso físico y el psicológico son cosas distintas", dijo Gershoff. "Sin embargo, nuestra investigación muestra que golpear se vincula con los mismos resultados negativos en el niño como ocurre con el abuso, justo en un grado ligeramente menor."
Greshoff también notó que los resultados de la investigación y el informe recientemente publicado por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades, son coherentes. Estos reclaman por el "compromiso público, campañas de educación y acercamientos judiciales para reducir el castigo físico", incluyendo el golpear como un abuso al niño.
"Esperamos que nuestro estudio pueda ayudar a educar a los padres sobre los potenciales daños de golpear, y pedirles probar formas positivas y no punitivas de disciplina", acotó Greshoff.
El maltrato físico fue prohibido en Suecia en 1979. Recientemente, el Gobierno canadiense propuso erradicar su llamada "Ley de golpes". Algunos padres apoyaron la proposición oficial mientras otros se opusieron.
En un referéndum no vinculante, la gente votó en contra de "hacer que golpear a los niños sea ilegal" en Nueva Zelanda. Quienes se opusieron alegaban que "ninguna investigación decente demuestra que golpear a un hijo por un padre que lo ama produzca violencia".